Citas Bíblicas

ERRORES DOCTRINALES MÁS COMUNES

Las siguientes doctrinas fueron inventadas por personas inescrupulosas con el propósito de aprovecharse del rebaño de Dios. No tienen base bíblica alguna, aunque con astucia, los falsos maestros utilizan La Palabra de Dios para hacerlas parecer verdaderas. Su fin es engañar a las personas para sacarles dinero; estos seudo evangelistas sirven a las riquezas y no a Dios:

1 Los “tesoros en el cielo” son las almas que llevamos a Cristo.
Esto es falso, no hay ni siquiera un versículo que lo confirme. Los “tesoros en el cielo”, son los actos de misericordia que debemos tener hacia aquellos que tienen necesidades de subsistencia; como se explica en: Mateo:19:21; Marcos:10:21; Lucas:18:22 (ver artículo al respecto) y Hch20:35
“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados...”
(Hch:20:35)

2 Los “frutos” son las almas que llevamos a Cristo, o que otros llevan gracias al apoyo que nosotros les damos.
Esto es falso también, no hay tampoco aquí, ni un solo versículo que apoye esta enseñanza. Para saber verdaderamente lo que son los “frutos”, debemos estudiar y descubrir, (de eso se trata) que dice el Señor en la parábola del sembrador.(ver artículo)

3 Dios manda a congregarnos.
No es verdad. El mandamiento del Señor es otro y muy distinto por cierto Hb10:24
Ahí esta el verdadero propósito de Dios. (Ver artículo)

4 Dios manda a diezmar.
Esta es la mayor de todas las mentiras. Este es el verdadero mal. Esta falsa doctrina es la raíz de todo engaño y falsificación. Dios no manda a diezmar a los cristianos. (Ver artículo)

5 La fe es por ir a escuchar una predicación.
Esto es falso también. No es lo mismo escuchar una predicación que trata asuntos humanos con un enfoque bíblico, que “oír la Palabra de Dios”. Una predicación que trata un asunto como el diezmo por ejemplo, y pretende aplicar Malaquías 3:10 a los cristianos, no es más que una taimada manipulación.

6 Hay que seguir a Cristo y no mirar los errores de los hombres que nos presiden.

7 El “primer amor” al que se refiere el Señor en el mensaje a Efeso (Apocalipsis:2:4) consiste en ir a predicar el evangelio.

8 Ofrenda prometida por fe.

9 Otros

Todo esto, que muchas personas han tomado como verdad, en realidad no lo es. No es verdad ninguna de estas doctrinas; basta estudiar detenidamente LA PALABRA DE DIOS, pidiendo al Señor que nos guíe por medio de su Espíritu para darnos cuenta que la verdad es otra.
Pero sucede que la mayoría de las personas toma como verdad lo que se le da ya digerido sin comprobar si es cierto. Y eso es atentar contra uno mismo, menospreciando la guía de Dios.

Tal vez le parezca que son pequeños detalles, que no importan mucho y que no hacen a la fe. Pero quisiera hacerle una pequeña demostración, si me permite, para que pueda comprobar mediante ella, que las “pequeñas diferencias” son los puntos que verdaderamente determinan si una cosa es falsa o no.

Por ejemplo:
Supongamos que le debo cien pesos y que se los voy a pagar en este momento. Supongamos también que tengo dos billetes de cien pesos. Ahora bien, uno de esos billetes es falso, el otro es verdadero, por lo demás son casi idénticos, tan idénticos que a simple vista no se reconoce cual es el verdadero y cual el falso. Se necesitaría de un experto para reconocerlos.

Ahora le pregunto: ¿Con cual de estos billetes aceptaría que le pague? ¿Con el verdadero, o con el falso?
¿Acierto si digo que elige el verdadero?
¿Por qué elige el verdadero si los dos son casi iguales entre si?
Usted elige el verdadero porque si le doy el otro es lo mismo que si no le diera nada. ¿verdad?
Ocurre que el billete falso no tiene ningún valor, aunque “parece” que lo tiene.

Ahora bien: lo mismo pasa con las doctrinas falsas; parecen verdaderas pero no lo son.
Esas “sutiles diferencias” hacen que no tengan ningún valor.
Al igual que el billete falso, esas doctrinas no tienen respaldo, ni garantía. Ni un solo versículo de la Biblia aprueba lo que dicen.

Ahora:
¿Qué ocurre cuando alguien, sin saber, recibe un billete falso y cuando pretende utilizarlo recién se entera que no vale nada?

La primera reacción es negarnos:
“no puede ser” –decimos.
Las personas, por lo general, no queremos creer que hemos sido engañadas. No queremos creer que lo que tenemos y consideramos valioso en realidad no vale nada. No queremos creer, en definitiva que hemos sido tomados por “tontos”
Cuando le hacemos ver a alguien que ha sido engañado doctrinalmente, también ocurre así; lo primero que hace es negarse.

-En el caso del billete, cuando nos demuestran que es falso, no tenemos más remedio que admitir que hemos sido engañados.
Pero en el caso de las doctrinas falsas, a veces las personas prefieren seguir engañadas.

-En el caso del billete, por lo general, aceptamos que es falso, (porque como dijimos, no tiene caso negar las evidencias) y luego queremos saber cuales son esos finos detalles que lo diferencian de los verdaderos, a fin de no ser engañados en el futuro y tratamos de comprender donde se encuentran esas pequeñas diferencias por las cuales se reconoce que no tiene valor alguno.
-En el caso de las doctrinas también debiéramos hacer lo mismo, es decir: indagar, buscar, estudiar, hasta descubrir y comprender por qué no tienen ningún valor
.

-En el caso del billete falso el único que se beneficia es el que lo falsificó.
-En el caso de las doctrinas falsas también.

-En el caso del billete, el damnificado puede aceptar que fue estafado, romper el billete y aprender la lección; o bien, puede tratar de “hacerlo pasar” (para no quedar como tonto) con lo cual se hace cómplice del delito engañando a otro. (2Timoteo:3:13)
-En el caso de la doctrina, los que hemos sido engañados, podemos aprender la lección, desechar el engaño y aceptar la Verdad; o bien podemos transmitir el engaño para no sufrir la vergüenza ante nosotros mismos de haber sido estafados. Haciendo esto último no llevamos gloria a Dios, desde luego, sino que deshonramos a Dios.

Ante cualquier duda o desacuerdo con lo expuesto en este artículo sírvase enviarnos un correo a
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. Y por favor no olvide citar los versículos en los que basa sus argumentos.